domingo, 29 de septiembre de 2013

A veces el cuerpo dice no, o el cielo dice no, o la cabeza dice no. Hoy el cielo de la carrera era gris oscuro pero nos abrazaba, nos decía un "puede", no nos decía un "no" ni un "sí", decía "puede". Pero el cuerpo no estaba para 4:18, y decía noes tan altos que la cabeza los ha oído, y también ella ha terminando diciendo "no". No ha podido ser, habrá que entrenar más (me hablaba Javi Alonso el otro día del trabajo, del cerdito de la casita de ladrillo; yo he sido cerdito ingenuo que pensó que con paja se para al lobo).

El gorrión, por cierto, sigue en ese nido que hizo en mi pecho.

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