Llevo una racha enfermita, debilucha, de pupas, fiebres, dolorcitos y quejitas. Escucho mi cuerpo (¿demasiado?), y mi cuerpo, que se da cuenta, que se siente centro de atención, habla.
La enfermedad (es una lástima que esto no aparezca en los tratados de medicina) nos hace humildes, nos devuelve a la tierra, nos pone en nuestro sitio, nos educa en la paciencia y nos enseña a cuidarnos. Así sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario