viernes, 31 de enero de 2014

El soplao

Así, a bote pronto, por el soplao entiendo:

1. Cueva cántabra de piedra caliza. Dicen que es muy bonita, con sus estalactitas y estalagmitas.

2. Técnica para la fabricación de vidrio. Lo vimos hacer en Murano. Parecía tener más de maña que de fuerza, pero supongo que no quita para que esa gente acabe cansada al final del día, como un abuelo de 90 años después de apagar las velas de la tarta.

3. Técnica para hacerse el atareado. Soplar, resoplar, sonoramente, con agobio, como si se llevara la empresa en una sola mano, como si todos los problemas fuesen de uno.

A mí me gusta, creo que ya lo he dicho alguna vez, la gente que cuando le viene uno de esos suspiros lo aprovecha para silbar.

miércoles, 29 de enero de 2014

Prisas

Prisas, prisas, prisas, sólo tengo prisas. Porque llegue todo: el embarazo, la carrera, el Shiatsu, el desayuno, mi turno para lavarme los dientes, la musa del texto perfecto, esas cosas, qué más da, pequeñeces que piden paso, que comen mi poca paciencia. Así que parece que me faltan más kilómetros, más Shiatsus, más palabras para educarme, pacientemente, en la espera.

martes, 28 de enero de 2014

Arrugas

Acabamos de ver la peli Arrugas.

El tema central, lo dice el guionista en el debate, es la soledad. No es la vejez, ni la amistad de los protagonistas, es la soledad. Eso dice García Márquez, que todos sus libros hablan de lo mismo, del tema que más le ha preocupado siempre, la soledad.

La soledad demente de los viejos (me he acordado de la Nana, claro) tiene de malo que parece inevitable, que es un mundo en el que el viejo entra y cierra la puerta para siempre. Y es verdad, en su mundo es muy difícil entrar y de su mundo es muy difícil que salga, y esa es mi excusa. La película, no sé si el guionista estará de acuerdo, trata de la soledad pero concluye que se vence con lo de siempre, con amor: sin salir de su mundo nos ven por la ventana tirándoles besos.

lunes, 27 de enero de 2014

Diario

He visto tirada en el suelo una llavecita de esas de los diarios que se regalaban en la primera comunión. A mí me regalaron uno. Lo empecé varias veces: no me gustaba mi letra, yo quería una letra digna para una cosa seria como un diario y nunca la conseguía (y otra primera hoja arrancada). No creo que llegase a 3 o 4 hojas escritas.

Ahora se puede decir que sí escribo un diario. La letra me gusta (Arial, 11). Lo que cuento a veces también me gusta, otras no. Aquí me desnudo un poco, lo justo, lo que no nos ruboriza a nadie, ni al que lee ni a mí.

Escribir a veces me da miedo, lo reconozco, por si me quito más ropa de las debida y el sorprendido no es el que lee, sino yo.

domingo, 26 de enero de 2014

Masaje

El Yayo Pacorro se afeitaba con brocha, crema y cuchilla, me acuerdo de su cara merengada, y se echaba masaje de afeitar a palmazos sordos, como el que prueba si está maduro un melón, como el que pega a un niño un azote para no hacerle daño. Yo le estrenaba de un beso la cara suavísima, recién hecha, y el olor se me pegaba a la nariz y todo el domingo me olía a masaje de afeitar.

Pues me sigue pasando: los domingos por la mañana me cruzo con señores que huelen a masaje, y cojo un poquito más de aire, y me lo quedo un rato dentro, y se ve que un olor llama a otro y lo que se remueve no es mierda, sino masaje de afeitar, y cuando no puedo más echo el aire en una sonrisa.

sábado, 25 de enero de 2014

Cielo

Ayer por la mañana alguien en el cielo se dejó abierta la hormigonera y lo puso todo perdido, dejó un reguero de piedra y arena que parecía una nube larga y sólida. A mediodía debió de pasar alguien barriendo, porque por la tarde sólo estaban las baldosas, azules casi como mis ojos. Y por la noche debieron de salir de fiesta las chicas que viven en el cielo: picotazos blancos, agujeritos de tacones felices, abrían el suelo, el cielo, insinuándonos, oh, erotismo, todo el sol que nos esperaba a la vuelta del amanecer.

jueves, 23 de enero de 2014

Andar

- ¿Que qué día empezaste a andar?

El padre se ha quedado a cuadros y el niño sin respuesta. Igual la madre se lo sabía, las madres saben estas cosas (y muchas más), igual hasta lo apuntó en un álbum de esos que regalan para los bebés. Seguramente se lo pregunten cuando lleguen a casa.

No sé si el niño quería el día de la semana, en plan zodiacal o romántico ("aprendiste a andar un martes, Ramón"), o si quería día, mes y año, en modo científico. Es bonito preguntarse cuándo empezaría uno a hacer algo que ya hace sin darse cuenta. Pero es difícil encontrar el instante, si para estas cosas hay instante, en que uno aprende a andar, a leer, a vivir, esas cosas importantes.

martes, 21 de enero de 2014

Tazas

Ni es lo mismo 2 tazas de té que 2 tetazas, ni son lo mismo las tazas de ahora que las de antes. En esto hemos empeorado, mire usted. En mi vida había usado más la escobilla que en este último par de años. No sé si será la panza que ya no tienen (oh, diseño), si la chepa que ya no tienen (oh, diseño), si un acuerdo estratégico entre fabricantes de escobillas y fabricantes de wáteres (oh, estrategias), o qué, pero antes esto era más rápido, más limpio, mejor.

lunes, 20 de enero de 2014

Juanjo

Juanjo era un compañero de Shiatsu. Era, porque lo ha dejado. Y era compañero desde 1º; 2 años y medio con él. Me ha dado pena que lo deje, por eso de que no termine su cuadro, pero sobre todo porque le tengo mucho cariño. Así, en lo extraordinario, uno comprueba lo potente de lo ordinario, el cariño que se cuece, o se teje, en lo pequeño, en lo rutinario, ya sabemos, la única tierra en la que agarra el amor.

Ratón

Tenemos un ratoncillo en el edificio. Lo vimos hace unos meses. No sé por qué no lo conté. Fue muy salao: bajamos al garaje en ascensor, se abrió la puerta, vimos algo moverse rápido, pensé que era una pelusa, pero volvió para atrás por el mismo lado, pegadito a la pared, nosotros ya estábamos fuera del ascensor, él se metió (saltó el huequecito entre ascensor y suelo por donde se cuelan las llaves pero él no se coló), le dijimos con grititos (como gritos en voz baja, no sé), qué ridículos, que ahí no se metiera, que cualquiera menos cuidadoso que nosotros podía pisarle, pero no hizo caso, recorrió todo el borde del ascensor hasta llegar a un hueco de la chapa de los botones que llega al suelo (supimos que había un hueco porque se coló por ahí, pero a simple vista quién diría que ahí hay una ranura por la que quepa un ratón).

Mis conclusiones son varias:
1. Los ratones, como los detectives de las pelis, caminan siempre pegados a las paredes, para que no les pisen.

2. Se sabía de memoria el proceso (dejar salir antes de entrar, saltar la raja tragallaves, y meterse a la botonera a pulsar su piso).

3. Vive en el ático, donde el cuarto de ascensores, porque es un señor, y sólo baja al garaje a estirar las patitas.

Espero volver a verle pronto, por hablar del tiempo y dar recuerdos.

domingo, 19 de enero de 2014

Llorar

Hay quien llora a lagrimillas, casi no se ven, se pueden limpiar con la mano, a veces se secan solas, con el aire. Hay quien llora con la cara roja, como apretando para que las lágrimas no salgan, o para que salgan, no se sabe, y luego se le quedan los ojos brillando un buen rato. Hay quien llora muy de vez en cuando. Hay quien llora a manotazos en el pecho, para que se les oiga o para exprimir todo lo que se pueda.

A todos ellos les admiro, porque llorar es algo muy bueno que yo, cobarde, no hago.

viernes, 17 de enero de 2014

China

A una china se le cae el monedero en el andén y ruedan monedas, un boli o un lápiz de ojos, y la china se pone nerviosa, creo que le da vergüenza llamar la atención, no quiere que todo Atocha la mire, le da igual perder los 3,76 euros por el suelo con tal de que no la miren. Pero un chico empieza a recoger monedas, y la china entonces también, se agacha a las que le caen cerca; el boli, el lápiz, lo que sea, parece que no le importa a nadie; otro señor ayuda con otra moneda; al final la china recoge el boli, lo mete de cualquier manera en el bolso y lo cierra: se acabó la vergüenza.

A veces nos pasa: detenemos nuestras vidas por no sé qué miedo al qué dirán.

Copiar

Lo malo de leer a los Cela, a los García Márquez, a estos que comentaba el otro día, son dos cosas:

1. Que uno se acompleja y no se atreve a levantar la pluma porque todo le sabe a caca

2. Que uno se acompleja y sólo sabe levantar la pluma para escribir como ellos, y copia y copia, como lleva haciendo desde hace 20 años, con la esperanza de terminar un día creyendo que el estilo es suyo

Aeropuertos

Me parecen tan fríos los aeropuertos, tan impersonales, tan de paso, tan fugaces, que me voy de ellos con una tristeza tremenda, compadeciendo a los que trabajan en ellos, que ven pasar la vida a velocidad de Boeing y con unos cascos en las orejas que no les dejan ni oír su propio respirar.

viernes, 10 de enero de 2014

Juegos

- Si necesitas una escopeta puedes hacer lo del mar.
- Si lo hice, pero me mataron.
- Pero si está tirao lo del mar. Haz lo del mar.
- Que ya no me hace falta.
- Para coger la escopeta haz lo del mar.
- Pero que ya no me hace falta la escopeta.
- Ya, pero si te hace falta haz lo del mar.

Y supongo que así habrán seguido toda la tarde.

Los chavales con bigote de 10 pelos y con lengua, otra vez, a sus 14, de trapo, hablan de estas cosas, pero parece que no se entienden. Parte de culpa tendrá que atropellan las palabras, las dicen como a medias (hay poco tiempo para todo y menos para hablar). Pero mayor culpa tendrá que el otro, a sus 14 o a sus 40, no quiere escuchar.

miércoles, 8 de enero de 2014

Cela

Es un descanso saber que todavía quedan libros oxígeno (el otro día, ya dije, terminé uno). Es más descanso, y más sorprendente, saber que hay autores completos que son oxígeno. Cela es uno. Escribe como el que anda, y asegura que su método es la constancia. A los pequeños nos da esperanza que a base de entrenar pueda uno llegar a escribir tan bien. Pero ni sabe uno cuánto más tendrá que escribir para acercarse a mil millas de Cela ni tiene uno seguro que sólo con tesón y sin don pueda llegarse tan lejos.

Voluntad

Hoy, corriendo series, pensaba en la fuerza de voluntad.

No es que no tengamos fuerza de voluntad (voluntad viene de "volo", querer), es que la tenemos para unas cosas sí y para otras no: quiero adelgazar, me pongo a dieta, pero la dejo, porque también quiero comer, y quiero más comer que adelgazar, ya está.

Los chinos dicen que la fuerza de voluntad es cosa del agua, que tiene un a dónde ir y siempre encuentra el por dónde, y rodea árboles o los tumba, quiere más el destino que el camino.

Que el año nuevo nos traiga listas de propósitos que aclaren nuestras prioridades, que el mes de enero vuelva a aleccionarnos en lo que de verdad nos importa, nos enseñe un poquito más de nosotros mismos, de dónde tenemos el corazón, de hacia dónde tira de nosotros nuestra fuerza de voluntad.

martes, 7 de enero de 2014

Máster Chef Junior

A mí me da envidia la gente que gana concursos, que se pone a prueba delante de otros 10 y resulta que va a más, que tiene dentro y saca. A mí me llegó hace poco lo del Taller de Relato y me arrugué un poco, me dio un poco miedo el esfuerzo, y el patinazo, y el encontrarme con menos de lo que se esperaba. A mí me dan envidia los que son como niños y se vierten (aunque se viertan para el lado que no es) y lloran si pierden y saltan si ganan, porque arriesgan que se les apague la vela (yo siempre llevo las velas encogiendo el culo) y por eso no se les apaga.

lunes, 6 de enero de 2014

Repetir

"La felicidad está en repetir", dice Jose. "La fe es un hábito", decía Ratzinger. Todo apunta a la misma diana (hasta en eso es repetitiva la vida, en repetirnos que hay que repetir).

Repetir, dice la etimología, es buscar otra vez. Porque "petere" es buscar, y de ahí vienen apetito e ímpetu, por ejemplo. Pero más, y agárrense los machos, "petere" viene del indoeuropeo "pet", que significa lanzarse, volar.

La felicidad, viene a decir Jose, está en lanzarse a volar una y otra vez.

sábado, 4 de enero de 2014

Faldas

En esto de las faldas, los amores, no hay recetas, claro, pero cuando me cuentan que ella (o él) se lo está pensando, que es que se quiere dar un tiempo, que se agobia, que no eres tú, que soy yo, miro al cielo y rezo un padrenuestro por otra pareja rota. Será porque me ha pasado 3 veces (no son muchas, o sí, no sé lo que pensará un estadístico, pero son mis 3 veces): si tienes que convencer a alguien de que te quiere, mal vamos.

viernes, 3 de enero de 2014

Intemperie

Es el título de un libro, un libro luz, de esos pocos que hay que le devuelven a uno la alegría de leer. Y al que lo escribe, a Jesús Carrasco, habrá que seguirlo de cerca, no sea que esto no haya sido un fogonazo, sino que él sea un escritor sol, con para rato.

jueves, 2 de enero de 2014

Pis

Seguro que los perros, los gorriones, las hormigas me huelen la enfermedad: uno mea orina muerta cuando está malo. De pequeño pensaba que meaba el antibiótico, ahora que no lo tomo sé que lo que orino es el mal, la sangre un poco cocida por la fiebre, los retortijones que han recorrido todas las venas del cuerpo, el sueño despertado por calambres. Por eso siempre bendigo mi pis cotidiano, el que sólo huele a miel, a cocido, o a lo que cenase ayer, porque es el orín de la salud.