sábado, 25 de enero de 2014

Cielo

Ayer por la mañana alguien en el cielo se dejó abierta la hormigonera y lo puso todo perdido, dejó un reguero de piedra y arena que parecía una nube larga y sólida. A mediodía debió de pasar alguien barriendo, porque por la tarde sólo estaban las baldosas, azules casi como mis ojos. Y por la noche debieron de salir de fiesta las chicas que viven en el cielo: picotazos blancos, agujeritos de tacones felices, abrían el suelo, el cielo, insinuándonos, oh, erotismo, todo el sol que nos esperaba a la vuelta del amanecer.

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