lunes, 20 de enero de 2014

Ratón

Tenemos un ratoncillo en el edificio. Lo vimos hace unos meses. No sé por qué no lo conté. Fue muy salao: bajamos al garaje en ascensor, se abrió la puerta, vimos algo moverse rápido, pensé que era una pelusa, pero volvió para atrás por el mismo lado, pegadito a la pared, nosotros ya estábamos fuera del ascensor, él se metió (saltó el huequecito entre ascensor y suelo por donde se cuelan las llaves pero él no se coló), le dijimos con grititos (como gritos en voz baja, no sé), qué ridículos, que ahí no se metiera, que cualquiera menos cuidadoso que nosotros podía pisarle, pero no hizo caso, recorrió todo el borde del ascensor hasta llegar a un hueco de la chapa de los botones que llega al suelo (supimos que había un hueco porque se coló por ahí, pero a simple vista quién diría que ahí hay una ranura por la que quepa un ratón).

Mis conclusiones son varias:
1. Los ratones, como los detectives de las pelis, caminan siempre pegados a las paredes, para que no les pisen.

2. Se sabía de memoria el proceso (dejar salir antes de entrar, saltar la raja tragallaves, y meterse a la botonera a pulsar su piso).

3. Vive en el ático, donde el cuarto de ascensores, porque es un señor, y sólo baja al garaje a estirar las patitas.

Espero volver a verle pronto, por hablar del tiempo y dar recuerdos.

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