miércoles, 23 de octubre de 2013

Rencor

O sea, rancio. Como la gotita de aceite que cuelga del borde del cuello de la botella, y se queda a dormir allí, y pasan 2 meses y ya es rancia.

Guardo un rencor rancio, de más de 2 meses, a los egoístas: gente que sólo se mira la minga, gente que sólo se mira su tripa, gente que sólo se mira el reloj.

Me huelen mal los eructos, los eructos del alma, quiero decir. Me huelen a un rancio que se pega a los rincones. Tengo un trabajo largo de limpiarme el cuerpo de antiguos chicles, de malas gotas de aceite que no supe tragar.

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