lunes, 2 de septiembre de 2013

Sombra

Hoy ha tocado siesta a la sombra de un árbol, un frutal, creo, por la pinta, pero no sé. No era una sombra cerrada, dejaba entrar rayitos de vez en cuando, pero no importaba. Era la sombra imperfecta, despreocupada, feliz de un árbol que nos ha arrullado en un sueño dulce y breve.

Con cosas así a uno vuelve a darle envidia de los pueblos que no sólo sabían los nombres de los árboles, sino que se conocían sus sombras (las de la higuera y el tejo, asesinas; la del castaño, fresca; la del olmo, fértil; y así). Con cosas así, y con Marta al lado, claro, uno sabe que es cierto que a quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija, y se duerme tranquilo.

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