miércoles, 23 de enero de 2013

Música

Igual que a ti las notas te entran por los oídos, y sólo por los oídos, a mí las corcheas me fecundan por la piel, por el poro menos pensado; de ahí los pelos de punta con violines, de ahí la vibración que a veces  termina desencadenando la lágrima. Por el oído todo llega muy rápido al cerebro. La música de los grandes no salió de un frasco, sino de sus manos y su almuerzo y su lluvia y su viento en las perneras. No sé si te dejo claro que, para mí, sólo escuchar música es quedarse a medias.

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