sábado, 5 de enero de 2013

Ilusión

De los Reyes Magos recuerdo más la desilusión que me llevé cuando me enteré de que eran los padres que de la ilusión de todo lo anterior. Para mí todo lo anterior fue un poco galimatías, un acertijo sin respuesta, o con una respuesta que no había más remedio que creerse, porque entenderla era imposible.

Lo bonito, y es quizá la mejor lección que podamos sacar de esta mentira de la niñez, es que la ilusión es posible, que la ilusión es ilógica y tiene mucho de fe y algo de inocencia. Y que merece la pena aprenderla de pequeño para poder recuperarla una y otra vez de mayor.

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