Decía Fonso que un cristiano es una vidriera, que deja pasar la luz, que es Dios. Y un cristiano también es una velita que coge el fuego de una hoguera, que es Dios. Y la luz se contagia rápida, como un bostezo o un susto, y muchas velitas juntas dan mucha luz, y todas esas lecciones que nunca aprendemos. Pero sobre todo la primera, la de dejar pasar la luz, que tanto me cuesta.
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