miércoles, 27 de febrero de 2013

¡Está nevando!

Así inauguró mi madre un día a las nueve de la mañana. Los 4 nos asomamos a la ventana y durante un ratito vimos nevar, unos segundos, el tiempo que tardó la realidad en desmentir a la imaginación: no nevaba, ni siquiera llovía.

Desde entonces a mí la nieve no me hace ilusión por lo blanco o lo tranquilo de su caída, sino por mi madre, que una mañana inventó la nieve para hacernos felices.

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