lunes, 25 de febrero de 2013

Muchas cosas

Ayer cené mucho. He dormido mal, en parte por la cena (el jabalí gruñía de vez en cuando en mi boca) en parte porque dejé un correo a medias (la Maca me dijo piénsalo mejor; y menos mal, los árboles no habrían dejado ver el bosque, las voces habrían hecho sombra al mensaje). Esta noche me ha dolido el hombro (me ha vuelto a doler el hombro, mejor dicho, que ya casi no me dolía), esta noche he vuelto a boxear contra un tarugo mudo y bobo, mi padre, un sueño muy metafórico: le pegaba pero no le dolía; mis puñetazos olían a rabia (hoy me han diagnosticado mala leche en un shiatsu que he recibido) como en las peleas torpes a la salida de cole (los árboles no dejan ver el bosque), los puñetazos eran impacientes, impotentes, inútiles, rebotaban en su cara como en un balón; puñetazos como palabras, claro. Luego, por la mañana, leo el Evangelio: "la medida que uséis la usarán con vosotros", y yo la llevo al "quien a hierro mata, a hierro muere", claro, "aquí tienes de tu medicina".

Y hace poco, al final del día, en el correo, luz; la Bostru, siempre luz, me regala dos canciones, me recuerda dos certezas: que a veces sentir miedo es el gesto más valiente y que todas las noches rezo por vosotros, los que me queréis, porque es la medida recíproca a usar con vosotros.

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