lunes, 18 de febrero de 2013

En cueros

Bueno, tampoco es eso, más bien en calzoncillos, porque aquí uno no se desnuda del todo, esto es sólo erotismo.

Mi padre me ha pillado en calzoncillos, ha descubierto el blog, y es como que te abran la cortina en el Zara. No por lo que he dicho y diré de él en el blog, que se lo diría a la cara si fuese capaz de entenderlo (ahí lo tiene, en letras grandes, por si algún día se le enciende algo y algo entiende). Mi pudor es por la desigualdad de condiciones: si yo me pongo en calzoncillos (ya digo que a mí no me cuesta escribir en este blog, que sólo doy mi cáscara, no es desnudo integral), si yo me pongo en calzoncillos, digo, qué mínimo que el que me lea vaya en pijama. Mi padre gasta armadura desde hace año y pico y yo con cobardes no trato.

Ésta era una opción con la que contábamos, no entraba en los planes, pero contábamos con ella. No pasa nada, esto no era para ocultarlo (ni a él ni al que pase por aquí). Lo bueno de esto, como siempre, es la lección que andaba oculta en mi sonrojo, en mi rabia: ni me importa su vida ni quiero que sepa de la mía.

La Maca, que, como siempre, me entiende mejor que yo, me abraza suave en el sofá, porque esto de que a uno le pillen en calzoncillos, ya lo sabe ella, siempre da un poco de frío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario