Ayer una rubia de bote con uñas pintadas de marrón lloraba en el tren hablando por teléfono. Entre medias mandaba a la mierda al resto de niños: "a mí el resto de niños me importan un pimiento, corazón, el que me importa eres tú". Y seguro que es verdad, pero yo creo que a veces hay que levantar la cabeza y mirar lo que hay al lado y relativizar lo de uno y volver a repetir con Gonzalo Rojas que nunca es para tanto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario