lunes, 4 de febrero de 2013

Tierra

El sábado el campo no sabía a qué oler, si a tierra recién movida o al gasoil del tractor que la movía. Ayer yo no sabía a quién escuchar, si a mi pasado o a mi presente, si a mi cabeza que decía escribe o a mis manos que decían te repites, si a mis raíces o a mis hojas. Uno se engancha a veces donde quiere y otras donde le toca; uno se engancha en preguntas, en el pasado, en las raíces y en los complejitos, por ejemplo, o en una lágrima, qué rabia, una sola lágrima que falta por llorar y no se llora.

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