domingo, 27 de abril de 2014

Bigote

La señora tenía chándal rojo, creo que mangas azul marino, coleta de trenza y brazos cruzados, en una mano una bolsa de plástico colgando con algo dentro, y bigote. La señora tenía un bigote peinado hacia abajo, como se peinan algunos calvos, el pudor del belfo superior desnudo, supongo, un bigote cortado a navaja un poquito antes de tocar la carne roja del labio, un bigote que ya le gustaría a muchos adolescentes poder lucir con tanto orgullo, que ya lo hubiera ansiado Groucho Marx para no tener que pintárselo con rodillo. Donde esté un bigote llevado a gala, que se quiten mis barbuzas, las perillas, las moscas o las patillas de rockero.

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