Me revientan los futboleros, me dan risa, algo de pena los futboleros.
Los futboleros, hijo, para que tú lo sepas, no tienen porqué jugar al fútbol, ni gustarles; los futboleros son un carácter, una forma de ser, una triquiñuela, un a medias, una maldad boba, la de perder tiempo cuando vas ganando, por ejemplo, y que el partido dé la vuelta y entonces te pique el culo, por ejemplo. Me hacen gracia, de verdad, estos tramposos infantiles, estos cortos de miras, a los que la vida, menos mal, a veces les deja en su sitio (aunque ellos no aprendan, ay).
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