lunes, 12 de mayo de 2014

Moreras

¿Quién decide si se pone una morera en un plan urbanístico, o como se llame? Se lo tengo que preguntar a Luis Ángel.

Hay una morera enfrente del Ahorramás, lo sé porque hay moras pisadas en el suelo. A mí las moreras me traen la infancia; buscaba hojas de morera para dar de comer a los gusanos de seda. Los gusanos de seda se la comían hasta los nervios, hacían el capullo (era lo más bonito), se convertían en mariposas (era lo más feo), ponían huevos (era lo más misterioso) y de ahí no salía nada (era lo más decepcionante). Pero al año siguiente siempre había alguien que tenía gusanos (a ése si le florecían los huevos, supongo) y te dejaba unos cuantos (era muy suaves, ¿cómo no iba a cagar seda algo tan suave?).

Yo creo que los concursos de jardines, urbanizaciones y demás siempre piden que haya por lo menos una morera entre tanto plátano de paseo, acacia, ciruelo, para que todos los niños puedan tener sus gusanos de seda y aprender cosas importantes: la suavidad, la belleza, las metamorfosis, los chascos, las huellas en el suelo para encontrar una morera en el cielo, todo eso.

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