A mí me sale la ira a menudo: cuando recibo Shiatsu, cuando tengo hambre, cuando las cosas no salen. Me tienta ayunar, la verdad, quitarme una de las capas que me tapan, y quizás caigan otra. Me preocupa lo que encontraría, supongo que esa ira, esa mala leche que siempre he tenido, pero porque no sabría qué hacer con ella, cómo canalizarla o cómo atenuarla o cómo matarla.
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