jueves, 5 de diciembre de 2013

Ropopompom

El otro día una pareja cantó El tamborilero en el tren. De esto ya he hablado, pero vuelvo a hablar, no me importa, si hay que defender la risa otra vez no pasa nada, si hay que repetir dónde nos lleva la música, lo que mueve la música en el pentagrama que todos llevamos dentro, se repite. Los yonkis, los caraduras, los rumanos, nos venden historias de llorar que no se traga nadie; en cambio los sudamericanos cantan y nos llenan el vagón de recuerdos (se ven flotar en el aire nuestras viditas, aunque hagamos que no oímos, aunque agarremos las piernas para que no bailen).

Nadie le dimos nada a la pareja. Pero es normal, todo el mundo sabe que los niños (y eso éramos en ese momento) no llevamos dinero en los bolsillos.

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