"Llegué por el dolor a la alegría", decía Hierro. Si hubiera sido catola le habrían tachado el verso y a por otra hoja, por retro. Pero Pepe Hierro tenía cara de mar picado, tenía cara de saber lo que decía.
Yo no sé explicarle esto a nadie, a veces no sé explicármelo ni a mí. Yo no sé si Hierro sabría explicarlo o si bastante hizo con dejarlo ahí escrito.
Yo creo que nadie sabe cómo ha podido pasar tantas veces por el dolor, algo tan oscuro, y llegar, dientes apretados, que esto no es fácil, a la alegría, esa forma de andar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario