martes, 27 de agosto de 2013

Toc, toc, toc

O sea, Trastorno Obsesivo Compulsivo, Trastorno Obsesivo Compulsivo, Trastorno Obsesivo Compulsivo.

Me manda Vero, hormiguita, el poema bárbaro de un chaval con trastorno obsesivo compulsivo. Es un poema de amor (de amor imposible pero que durante un tiempo fue posible) a una ex novia (es ella la que lo deja; la entiendo, no debe de ser fácil convivir con él, pero...). Es un poema con humor, y con inteligencia, y sin métrica, la única métrica de la pasión, y sin rima, y qué más da, y en inglés, y yo qué sé, es el primer poema que me toca después de mucho, no es el poema, claro, es la poesía lo que nos toca.

Aquí va una mala traducción de los 3 golpes, los 3 toc, que han abierto mi puerta:

1. "La primera vez que la vi se calló todo en mi cabeza. Cuando tienes trastorno obsesivo compulsivo no tienes un momento de silencio; incluso en la cama estoy pensando: ¿He cerrado las puertas? Sí. ¿Me he lavado las manos? Sí. ¿He cerrado las puertas? Sí. ¿Me he lavado las manos? Sí"

2. "Cuando nos fuimos a vivir juntos decía que se sentía segura porque nadie podría robarnos porque yo cerraba la puerta 18 veces. Por la noche se tumbaba en la cama y me veía apagar todas las luces, y encenderlas, y apagarlas, y encenderlas, y apagarlas, y encenderlas, y apagarlas. Cerraba los ojos y se imaginaba que los días y las noches pasaban delante de ella"

3. Y el final, tremendo, cerradísimo: "Tengo tantas ganas de que vuelva, que dejo la puerta abierta, que dejo las luces encendidas"

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