Porque uno le pone horarios a la vida, y la vida hace avioncitos con ellos. Porque a uno le falta paciencia, empatía, lo que sea, y piensa que el otro ya ha dado pasos que aún no ha dado.
No es malo ilusionarse, empezar un camino (el del perdón, por ejemplo) y volver a encontrarse con nada (con nadie a quien perdonar). Igual que los charcos son las huellas de la lluvia, los chascos son las de la ilusión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario