viernes, 14 de septiembre de 2012

Perdón

Yo no sé de eso, yo no perdono, yo quito peso, intencionalidad, mala leche a lo que la gente hace, o le añado que están locos, que son tontos, que pobres de ellos que sólo tienen mal para dar.

¿Sin sangrar por la herida? Pues yo creo que tampoco me miro la herida, que evito la herida, pero cualquier roce me la recuerda, señal de que, si no sangra, por lo menos anda sin cerrar.

No siempre puede decir uno la última palabra, a veces no puede decir ni una, igual todas esas palabras que no dijimos son las que van apareciendo poco a poco en estos blogs. A ver cuándo aparece el te perdono que ahora se me atasca en la garganta, en la herida.

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