jueves, 27 de septiembre de 2012

Lluvia

Por fin ha llovido. Y la lavanda y la jara se han acordado de cómo olían, han eructado su primer olor, algo parecido al olor de los recién nacidos.

Y además la tristeza, esa leve tristeza que trae el otoño y que levanta por fin el pie que teníamos en el verano y nos deja a dos patas en el invierno. Esta tristeza alegre que trae la lluvia.

(Mientras, en Galicia tu tristeza será de ceniza y musgo y segundero, tu tristeza estará sola, recordando quién sabe qué, qué fotos eligirá tu mente enfermita. Si yo pudiera te regalaría esta tristeza nuestra natural, de hojas cayendo, de charcos marrones, de gritos de recreo y etcétera, de lo normal, vamos. Pero tú ahora no la apreciarías, no entenderías que esta lluvia es otro pasito hacia la felicidad).

No hay comentarios:

Publicar un comentario