La felicidad, que tiene la misma raíz que fecundo, que fértil y que femenino, no es un bien tan escaso como nos dicen. Conozco a gente feliz. Alfonso es uno. Tiembla un poquito el aire alrededor de él, lo digo en serio, vibra de otra forma. Y yo me suelo quedar mirando, no sé si acomplejado, o envidioso, o desbordado, o admirado..., mientras él me cuenta todo lo que vive.
La felicidad nos la definieron mal y Alfonso tuvo que inventar su propio teorema. Como buen feliz, lo enuncia y lo demuestra a todo el que quiera escuchar. Sus amigos tenemos la suerte de poder oírlo a menudo. A ver si aprendemos algo.
Jo, nadie había escrito algo así sobre mí, y me estreno por la puerta grande. Gracias querido, si tú supieras lo que tú desprendes... a mí me deslumbras, león (como tú nos llamas...)
ResponderEliminarAbrazos a lo bestia!
Osete, veo que continuas rodeandote de gente que vale la pena, cuidalos y mimalos, porque como todos sabemos la gente que nos rodea no tiene precio y son los artifices de las mayores alegrias que Dios coloca a nuestro paso.
ResponderEliminarAu.
Alfonso tesoro nacional!!
ResponderEliminarNo sabría definirle mejor.
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