Hoy tocaba cortarme el pelo. Y afeitarme. Ha salido buena mata, que diría mi madre, llevaba mucho sin pelarme.
Los romanos llamaban "novácula" al utensilio con el que se renovaban, llamaban navaja al cacharro que les rapaba cara y cabeza y les vertía nuevos al mundo. A mí también me nace otra vez cortarme el pelo.
Se acumulan pelitos entre la almohada y la pared. Se acumulan pelitos en el teclado. Son míos, lo sé porque son cortos, blanditos pelos de calvo joven.
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