Javi me insiste en el perdón, en que debo perdonar. "No es fácil, lo sé", me dice, y me lee a san Marcos:
¿Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o "Levántate, toma tu camilla y camina"?
Pero que sea difícil no debe servirme de excusa.
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