domingo, 14 de julio de 2013

Arte

El arte está sobrevalorado, dice Luis. Sí, el arte lo valoran unos, los que saben, y nosotros lo tragamos sin masticar: le hacemos una foto, o 10, las que toquen ("yo estuve allí"), nos fijamos en algo que seguramente no sea interesante y nos vamos con el alma un pelín revuelta, pero no con la tempestad que les despierta a los que saben.

Consumimos arte al ritmo que marca el guía con su antenita (está muy de moda una antenita con un trapo arriba para que nadie se pierda), nos llevamos una foto mal hecha (con la de buenas fotos que hay de eso en Internet) y nos dejamos allí toda la emoción, todo lo que Miguel Ángel, Caravaggio, el que toque, puso en el asador.

No es que el sabio señale la luna y nos fijemos en su dedo. Es que el guía señala al sabio que señala a la luna, y nos fijamos en la antenita.

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