domingo, 7 de octubre de 2012

Rutina

(Me estoy leyendo "El guardián entre el centeno". Copio un trozo sobre un museo al que el chaval iba todos los sábados cuando estaba en el cole)

"Pero lo que más me gustaba de aquel museo era que todo estaba siempre en el mismo sitio. No cambiaba nada. Lo único que cambiaba era uno mismo. No es que fueras mucho mayor. Sólo que eras diferente. Eso es todo. Llevabas un abrigo distinto, o tu compañera tenía escarlatina, o la señorita Aigletinger no había podido venir y nos llevaba una sustituta, o aquella mañana habías oído a tus padres pelearse en el baño, o acababas de pasar en la calle junto a uno de esos charcos llenos del arco iris de la gasolina. Vamos, que siempre pasaba algo que te hacía diferente."

(Y eso es lo que me encanta de la rutina, el matiz, lo extraordinario)

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