Hoy la etimología de milagro me derrite: del latín miraculum, o sea, admirarse de lo pequeño.
El lenguaje es muchas veces más sabio que nosotros, y en este caso nos pone con las 2 patitas en el camino de la felicidad, y nosotros sin pisparnos sólo por no abrir un diccionario.
Los romanos ya sabían que lo admirable es lo pequeño, que lo grande no es más que grande y lo pequeño es la semilla de todo, que lo asombroso no es ser grande, sino crecer.
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