Los chavales y las chavalas le ponen velas a san Miguel, para que alargue un poco más su veranillo, para poder seguir flotando en los bancos del parque mientras se meten mano. Los chavales y las chavalas no creen ni en las velas ni en san Miguel, ni siquiera creen en el amor. Creen en el verano, donde todo es posible, y en el camino sonámbulo hasta casa con el sabor del deseo todavía en los dientes.
Qué bueno!
ResponderEliminar¿Qué bueno san Miguel?, ¿el deseo?... ;-)
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