La rabia me pasa por dentro como un latigazo, y se me va enseguida. Pero me deja marca, y la boca un poco seca, porque he vuelto a ser más débil que mis tripas, porque no he sabido mirar para otro lado, o apretarme algún punto de Shiatsu para matar la arcada. Sigo admirando a los constantes, a los que vuelven y vuelven a volver en su empeño y sólo así consiguen lo que estaba tan lejos. Cuando me viene la rabia me voy a dormir pensando que todo se ha caído, que la montañita conseguida hasta ahora se ha volado de un triste pedo de la diosa rabia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario