jueves, 17 de julio de 2014

Un poema de ayer

Se enamoró como un gorrión, qué iluso.

Le posaba la mirada en las pestañas,
él informático, ella jefa de compras,
7 mesas de oficina de distancia.

La seguía a saltitos por el pasillo hasta la fotocopiadora,
llegaba al office después de que ella desayunara con el resto
y picoteaba las migas de las risas.

Escribía tequieros en el aire con el dedo
cuando no le veía nadie.

Díselo, le dijo un día la limpiadora, díselo.
Y se levantó de la silla,
y voló a tramitos hasta su sitio,
y le iba a decir qué guapa
pero sólo le salió un pequeño trino.

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