viernes, 7 de febrero de 2014

Descuido

Uno se descuida un rato, 5 años, por ejemplo, y se le olvida que las patas de su felicidad son su gente, y nada más. Por eso si uno para un ratito y, otra vez por descuido, se le ocurre imaginarse solo no le entran más que ganas de llorar, le salen unas lágrimas con manos que buscan manos, las manos de los suyos mientras caen en un pozo de alquitrán que no se acaba nunca.

Y eso, por suerte, es lo más cerca que he estado de la soledad en los últimos 5 años, por ejemplo.

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