lunes, 15 de diciembre de 2014

Sed

Me va muy mal el pincho de Internet últimamente, y es un rollo, porque tardo 20 minutos en entrar al blog, por ejemplo. Por eso no he podido decir que ahora tengo una calma chicha (la de antes de la tempestad), que he andado moviendo libros, papeles y recuerdos (recuerdos de Centro Juvenil, sobre todo), que en esta casa nunca se había puesto una lavadora para "Algodón delicado", que ya tengo el título de Shiatsu en la mano (soy terapeuta de Shiatsu, digo en algún correo que he mandado, y me tiembla un poco el dedo al darle al intro), que el polvo (el de los papeles y los libros que he movido) me seca las manos, que se me cayó la uña del dedo gordo del pie derecho (y nunca es para tanto), que hay poco que rascar del cuaderno negro (y eso mosquea, porque uno piensa que pasará lo mismo cuando relea este blog dentro de 2 años, que todo estará caducado y no valdrá para nada; esta vomitona tampoco), que en el pecado está la penitencia para los blanditos como yo, pero no para los malos, para los que querríamos que tuvieran una penitencia insoportable.

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