Todos tenemos nuestras pequeñas inmadureces. Enternece, la verdad. Gente que educa familias y que chulea de mili. Gente que tiene respuestas para tantas cosas y no para qué ponerse por las mañanas.
Tranquiliza que la gente a la que queremos, nuestras piedras, tengan todavía cosas de niños.
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