domingo, 12 de mayo de 2013

Percebe

Me dijiste que tu pie gastaba percebe, que el corazón de tu pie, dedo tercero, era más largo, más griego que el resto de dedos. Yo, fetichista de pies, me volví loco, no paré de parir tus pies en mi cabeza, oh, kilómetros de dedos inventados. Tuvo que llegar la realidad (siempre más real que la imaginación) para traerme tus pies, los mismos que duermen ahora en el sofá, los pies más griegos que he visto, los pies mejores que cualquiera de los que imaginé.

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